sábado, 9 de julio de 2016

monito tragón

A monito le gusta sentarse en las ramas de los árboles (más aún en Verano) con un gran tarro de miel entre las piernas y sentir la brisa en la cara, mientras los deditos de su mano van sacando miel para llevársela a la boca -hummmmm-. Le gusta la manera que tiene el viento de cantar y quedarse casi dormido con la mano en la boca, sonriente y esperando a niña gigante.

Hoy, como ayer, monito está subido en lo alto del árbol más alto del bosque, con los ojos entrecerrados y el sabor dulce de la miel en el paladar, concentradísimo en sus pensamientos y sueños.

Tan ensimismado está, que no ve cómo niña gigante se acerca sigilosamente. Conociéndola ¡seguro que quiere darle un buen susto!

Poco a poco sube en silencio al árbol de monito y de un salto ¡se abalanza sobre él! es tan grande el susto, que monito da un bote y el tarro de miel se le escurre de entre las manos, cayendo desde lo alto del árbol más alto. A punto está también monito de caer, pero niña gigante, que sabía lo que iba a suceder, le agarra con fuerza de la pata izquierda y lo deja sobre sus hombros. 


Monito no sabe si está más asustado que enfadado o al revés, o las dos al mismo tiempo, pero lo que sí sabe seguro es que se siente inmensamente feliz por ver a niña gigante allá.

-¡Niña gigante! ¡que susto me has dado! siempre me pillas - exclama monito con una sonrisa de oreja a oreja dibujada en la cara.
-No tienes remedio, monito, jejejeje - le responde divertida niña gigante - yo que venía a pedirte un poco de miel, jajaja.
-¡La miel! ¡Aya! me temo que se me resbaló el tarro de entre mis manos y se estrelló contra el suelo, se deben estar poniendo las botas las hormigas - responde monito casi con tristeza.
-¡Ay! ya no podremos compartir ese tarro de miel casi vacío que tenías entre manos, tragón, jajajaja - ríe niña gigante.

Y es que monito, entre sueños y pensamientos, mano va, mano viene, había acabado con toda la miel, y ni las hormigas pueden disfrutar entre los restos del tarro.

Niña gigante mientras, abraza y baila con monito, y le canta al oído:

"tragón, tragón, 
monito tragón, 
comiste toda la miel 
y casi te llevas un buen coscorrón..."

Los dos ríen y buscan otro tarro para compartir...

martes, 24 de septiembre de 2013

La carta

En el buzón de Monito apareció una carta, un sobre morado brillante, con lacre rojo y unas letras preciosas que decían:

"Para Monito y Niña Gigante"

Monito lo miraba encantado e intrigado, nervioso por saber de que se trataba, pero esperaba a Niña Gigante para abrirlo y leer juntos, por fin, qué decía la misteriosa carta.

No tardó en llegar Niña Gigante, con su sonrisa grandota y sus piernas largas largas, Monito hizo una cabriola en le aire y gritó:

-Tenemos una cartaaaaaa, corre ven ¡¡vamos a abrirla!!

Abrieron el sobre con mucho cuidado y de dentro salió una preciosa postal, con letras doradas que decían:

"Queridos amigos, mamá Osa acaba de tener tres preciosos ositos y queremos invitaros a la fiesta que daremos en su honor.

La fiesta será el próximo sábado y como la guarida de la Osa está muy bien escondida os enviamos un plano para poder encontrarla ¡¡nos vemos el sábado amiguitos!!"

Monito y Niña Gigante estaban emocionados mirando el mapa, imaginando a los oseznos y pensando en los pasteles y tartas de miel que habría en la fiesta, porque todos sabemos que a los osos les encanta la miel y a nuestros amiguitos también.

Niña Gigante dijo de pronto:

-tendremos que llevarles un regalo, algo para que jueguen los ositos, algo bonito y divertido, ummmmmmmmmm, tenemos que pensar, ummmmmmmmmmmm, no se me ocurre nada ummmmmmm ¡¡¡¡Monito piensa algo!!!!

Monito se sentó en su ramita preferida, de su árbol preferido, era su rincón de pensar y allí se quedó toda la noche pensando y pensando.

Monito y su Niña Gigante corriendo a la charca donde los oseznos ya chapotean
De pronto sus ojillos se iluminaron, sus patitas se estiraron y sus orejas se pusieron bien levantadas, había tenido una idea genial. Les prepararían un gran charco de barro delante de su guarida, sería muy divertido y los ositos pasarían allí tardes enteras jugando, la verdad es que era una idea fantástica.

A Niña gigante le encantó el regalo, por supuesto, y se pusieron manos a la obra, llamarón  al mejor constructor de charcos de barro de todo el bosque, el Sr. Tejón, tenía unas garras fuertes con las que excavaba a gran velocidad y en un abrir y cerrar de ojos estuvo el charco excavado, pero ohhhhhh algo se les había pasado en su estupendo plan, no tenían agua y sin agua no hay barro.

¡¡¡Que problema!!! tenían un gran agujero en el jardín de la señora Osa, pero ni una gota de barro.

-Esto es terrible Monito, decía Niña Gigante, un agujero no es divertido y encima es peligroso, un osito podría caerse dentro y hacerse daño, qué vamos a hacer Monito, piensa algo rápido.

Monito corrió a sentarse en su ramita de pensar y allí se quedó horas y horas ¡¡¡pensando y pensando!!!
De pronto sus ojillos se iluminaron, de nuevo, sus patitas se estiraron, de nuevo, y sus orejas se pusieron bien levantadas, de nuevo, había tenido otra idea genial.

Hablaría con sus amigas las Hadas de la Naturaleza ¡¡el Hada de los ríos hace brotar agua en cualquier parte del bosque!! ella nos ayudará...

Fueron corriendo a buscarla y le explicaron su problema, Hada de los ríos los tranquilizó:

-No os preocupeis iré ahora mismo hasta la guarida de Osa y llenaré de agua vuestro charco.

El Hada de los ríos movió su barita mágica y enseguida apareció su libélula voladora para llevarla hasta la cueva de los oseznos.

Por fin llegó el sábado, Monito y Niña Gigante se pusieron muy elegantes para la fiesta, por el camino recogieron moras silvestres para regalar a señora Osa y cuando apenas faltaban unos metros para llegar a la cueva, comenzaron a oír risas y chapoteos, abrieron mucho los ojos y los oídos y una gran sonrisa iluminó sus caras, eran los oseznos disfrutando de su precioso charco de barro, estaban felices revolcándose, riendo y jugando con el barro.

Monito y Niña Gigante  rieron felices, habían preparado un regalo genial, ahora solo faltaba probar el enorme charco de barro.

-Correeeeee Monito, dame la mano y nos tiramos en plancha.......... CHOFFFFFFFFFFFFFFF

lunes, 12 de agosto de 2013

Monito no está (2)

Niña Gigante estaba sentada bajo un árbol, a la sombra, rodeada de todas las flores de mil o dos mil colores que había recogido durante tanto tiempo para dar una sorpresa a Monito. Sentada bajo un árbol y algo preocupada, bueno, bastante preocupada, nunca nunca nunca jamás le había pasado eso con su amiguito, nunca antes, y era muy muy raro. Niña Gigante estaba segura de que algo había tenido que pasar. Lo que no sospechaba era lo que le había pasado a Monito.

Abrió el tarro dorado de miel dorada que llevaba bajo el brazo para las meriendas con su amiguito, y untó un dedo en la miel para empezar a comer, cuando ¡¡¡de repente!!!

- ¡Los gnomos! - gritó emocionada - ¡¡¡los gnomos, los gnomos!!! claro, claro Niña Gigante - se decía a si misma - claro Niña Gigante ¿para qué tengo mi cabecita? ¿cómo no se me había ocurrido antes? claro, claro, claro ¡nuestros amigos los gnomos! a los que les gusta tanto la miel, claro, recuerdo que conocimos una pareja de gnomos que eran unos gnomos muy muy muy amigos, gnomo y gnoma, que tenían una agencia de detectives, ellos sabrán, ellos sabrán qué ha pasado con Monito, ¡¡¡claro!!!

No tardó ni un solo segundo en subir a un tren y buscar a los gnomos detectives, llevando una mochila con tarros de miel para poder pagarles. La agencia se llamaba "J y J: resolvemos todo" y no pasó mucho tiempo hasta que la encontró, tenía una pizarra enorme en la puerta, una pizarra donde los clientes iban escribiendo sus dudas y casos para que ellos pudieran resolverlos, pero esta vez Niña Gigante necesitaba verlos al momento, el caso de Monito era urgentísimo, así que llamó a la puerta y sin esperar entró en la agencia, nerviosa como estaba.

La parejita de gnomos casi se cae de culo del susto al ver entrar a Niña Gigante de esa manera, y a punto estuvieron de echarla a la calle, hasta que vieron que llevaba una mochila por la que asomaba la tapa de un tarro de miel. Así que se presentaron y preguntaron:

- Buenas tardes muchacha, imagino que sabes a donde vienes, somos Joss y Joan, detectives privados, y por la cara que traes de preocupación, creo que tienes un problema entre manos, y unos cuantos tarros de miel.

- Hola, hola, perdón, perdón por entrar de esta manera - farfullaba casi Niña Gigante, que apenas solía farfullar - pero es que estoy preocupadísima, preocupadísima - casi se le salían las lágrimas a la pobre - resulta que mi amigo, mi amiguito Monito, ha desaparecido, y no suele desaparecer nunca, siempre me dice dónde va, de dónde viene, siempre me está esperando, siempre lo tengo a mi lado, y llevo toooooodo el día sin verle, tooooodo el día sin saber de él, y no sé qué pasa, seguro le ocurrió algo muy malo, o no, pero algo le ocurrió seguro, y - siguió y siguió Niña Gigante.

Joan, que era una gnoma muy tranquila, le dijo con palabras de calma a Niña Gigante: 

- No te preocupes Niña Gigante, sea lo que sea lo que ha pasado, Joss y yo, le encontraremos, y además, te diré una cosa, seguro que no ha ocurrido nada, seguro que es una tontería, que se ha despistado, o que se ha quedado dormido, pero seguro seguro que no ha pasado nada, venga, vamos a buscarlo, ven con nosotros.

Niña Gigante con la ayuda de J&J encuentran a Monito
Joan y Joss cogieron dos lupas enoorrrrrmes para buscar rastros de Monito en el bosque, no sin antes haber guardado en un gran armario todos los tarros de miel que Niña Gigante había llevado. Caminaban los tres mirando el suelo, mirando los árboles y los ríos que se cruzaban en el camino, cuando de repente:

- ¡¡¡Aha!!!! - gritó Joss - ¡¡¡Aha, aha, aha!!! - volvió a gritar.

- Hummmm - dijo Joan - hummmmm, hummmmmm, hummmm, creo que es una pista, sí, sí, definitivamente es una pista, seguro.

- ¿Qué pasa? ¿qué pasa? ¿qué visteis? ¿lo habéis encontrado? ¿qué es lo que pasa? - Niña Gigante se estaba poniendo muy nerviosa porque los dos gnomos nada decían aparte de aha y hummm, y ella quería saber algo de su amiguito cuanto antes.

- Mira Niña Gigante - le explicó Joss - ¿qué es lo que ves justo aquí? - dijo señalando con un dedo detrás de la raíz de un árbol muy muy grande.

- Pues no veo nada, nada, de nada, hierba, flores de colores, una rana que acaba de dar un salto, una libélula de muchos colores, una cáscara de plátano... ¿Una cáscara de plátano? hummmmmmmm Monitooooooooooooooooo - comenzó casi a reir Niña Gigante, que se encontraba entre feliz y enfadada - Monitooooooooooooo - empezó a llamar.

Siguieron el rastro de cáscaras de plátano durante más de una hora, y cada vez encontraron más y más y muchas más, hasta que dieron con un montón de cáscaras encima de la hierba, no muy lejos de donde Niña Gigante había estado recogiendo flores durante todo el día. 

Monito estaba justo al lado de la montaña de cáscaras de plátano, tumbado sobre su espalda y con una tripita tres veces más grande de lo que Niña Gigante recordaba, no era una tripita, era una señora tripa, y parecía dormido, dormido como un lirón, dormido como un Monito empachado.

Así que Joan y Joss, que aparte de ser unos magníficos detectives, sabían de pócimas y pociones y medicinas, sacaron de sus pequeñas mochilas un botecito con un líquido de color verde y lo acercaron a los labios de Monito, explicando a Niña Gigante que ese líquido aliviaría el dolor de tripas que seguramente tendría Monito al despertar, y que además le ayudaría a despertar.

- Muchas, muchas, muchísimas gracias a los dos, muchísimas gracias, no sabéis cómo lo agradezco, Monito es mi amiguito del alma, mi otra mitad y estaba muy muy preocupada por él, muy preocupada, y miradlo, despertándose casi sin poder hablar de lo empachado de plátanos que está. 

- No te preocupes Niña Gigante, ha sido un placer ayudarte, además, nos has pagado de sobra con tanto tarro de miel.

Joan y Joss se despidieron de ambos, bueno, de Niña Gigante, porque Monito estaba demasiado empachado para hablar y sólo podía mirar con cara de circunstancias a su amiguita, como pidiendo perdón, mientras los gnomos y Niña Gigante tenían que hacer esfuerzos para aguantarse la risa.

Dedicado a esa pareja loca que nos hizo un regalo tan especial, mil gracias!!!


lunes, 29 de julio de 2013

Monito no está (1)

- Monito, Monito!!! - llamaba Niña Gigante a su amiguito - Monito ¿dónde te has metido, Monito?

Monito no respondía, y eso era algo raro, porque Monito siempre estaba; si una cosa podía decir Niña Gigante de Monito, es que siempre lo tenía a su lado en cuanto lo llamaba, nunca tardaba en oírlo saltar entre las ramas de los árboles más altos, nunca más de medio segundo, antes de oírlo reír y gritar con su voz de Monito: -Niña Giganteeeee, Niña Giganteeeee, aquí estoyyyyyyyyy, buenos díaaaaaasssssss!!!

Pero esta vez Monito no había acudido, y eso era muy raro en él, nunca le había pasado antes, así que se sentó en una piedra cerca de un prado lleno de flores de mil colores, y decidió que era una buena idea recoger unas pocas, para dar una bonita sorpresa a Monito en cuanto llegara, pero era extraño, no sabía cuándo llegaría, si pronto, o si un poco más tarde, nunca había tenido que esperarle.

Niña Gigante empezó a coger flores, de todas las clases, grandes, pequeñas, de color amarillo, de las que tienen motas de color violeta y de las blancas, recogió alguna rosa que vió subiendo por un árbol, y también recogió unas pocas orquídeas preciosas. Recogía flores aquí y allá, y para cuando quiso darse cuenta, llevaba un hermoso ramo, muy hermoso, enorme, tanto que tuvo que dejarlo sobre una piedra.

En cuanto dejó las flores sobre la piedra, miró al cielo, y vió que el Sol se había movido mucho, con la sonrisa en la cara, se había ido moviendo hasta casi estar arriba del todo, y eso quería decir que había pasado mucho tiempo desde que había empezado a recoger flores, pero mucho mucho, y Monito seguía sin venir.

Niña Gigante recoge flores y más flores mientras llama a Monito.
- Monitooooooo, Monitoooooooo ¿estás por ahíiiii? Monitooooooo - llamó algo más extrañada y un poco preocupada Niña Gigante, claro, nunca había estado esperando así, y se empezó a hacer algunas preguntas - Monitoooooooo, si es una broma sal, de verdad, Monitooooo, que quiero que vayamos a jugar a la playita de ramas, donde se pueden hacer cabañas de madera y castillos de arena.

Pero Monito no aparecía por ninguna parte, ni se le oía, tan sólo se podía oír el ruido del río, las golondrinas piando en el cielo, las ranas croando no muy lejos, pero nada de la voz de Monito, era raro ¿y si le había pasado algo? ¿y si se había perdido? no no, eso era imposible, Monito conocía muy bien todo eso ¿y si se había caído a un agujero y no podía salir? no no, tampoco, Monito era un trepador magnífico ¿pero y si se había torcido una patita? Niña Gigante estaba empezando a preocuparse un poco más, tanto que incluso pensó en Caragato.

- Monitoooooooo, dime algooooo, contesta Monitoooooo ¿estás por ahí? Monitoooooo - Niña Gigante no sabía muy bien qué hacer ni dónde ir a buscarlo - Monitoooooo - la cara de Niña Gigante tenía los ojos muy muy abiertos, por un momento se sentía sola, y no le gustaba sentirse así de sola.

Niña Gigante decidió que lo mejor que podía hacer era seguir recogiendo flores, porque seguramente su amiguito estaría ocupado, preparando una fiesta sorpresa, o tal vez se había quedado dormido a la sombra de un árbol, al fin y al cabo era un día de mucho calor, o quizás sólo se había retrasado porque se entretuvo persiguiendo las hadas de las Estaciones, ahora que su rodilla ya estaba bien curada, así que eso hizo, seguir recogiendo flores para hacerle un precioso regalo a Monito.

Que raro era todo eso, seguía pensando Niña Gigante, que rarísimo que Monito no estuviese allá con ella, nunca nunca antes había faltado, que raro.

Las horas iban pasando poco a poco, Niña Gigante ya había preguntado a las ranas de la charca por Monito, a los topos, que ya sabemos que están casi ciegos, pero nunca se sabe, había preguntado a un León que pasaba por allá e incluso a las hadas de las estaciones, que se acercaron a recoger flores como ella, y la respuesta siempre fue la misma: - No, no he visto a Monito, ¿no está contigo? que cosa rara...

lunes, 22 de julio de 2013

Las niñas sirena

Niña gigante preparo cuidadosamente su cestito de la playa, llevaba una toalla de mil colores, una botella de agua, una crema para el sol y sus gafas de buceo, iba a buscar a Monito que la esperaba impaciente.

Se subieron al tren para llegar a la playa de sus nuevas amiguitas, las niñas sirena.

Las niñas sirena van al mismo colegio que niña gigante, un dia el patio del colegio se lleno de charcos pues había llovido durante tres horas seguidas. Todos los niños jugaban en el patio a saltar en los charcos, menos las niñas sirena que se quedaron en la clase mirando al patio desde la ventana, Niña gigante que es muy curiosa quiso saber porque no jugaban y entro corriendo a preguntarles.

-Porque no salís al patio- les preguntó intrigada.

-No podemos mojarnos respondio la mas pequeña, somos niñas sirena, si nos mojamos los pies nos convertimos en sirenas y aqui no hay suficiente agua para nadar.

-Ohhhhhhhh- exclamó Niña gigante abriendo los ojos como dos sandías, me encantaría veros nadar convertidas en sirenas. ¿Podré veros un dia, podré, podré, podré? porfaaaaaa

Asi fue como se hicieron amigas y en ese mismo momento invitaron a Niña gigante y Monito a ir a su Playa Secreta.

Pasaron meses hasta que llego el verano, pero por fin ya estaba aquí, había llegado el dia y Niña gigante y Monito iban ya en el vagón del tren con rumbo a Playa Secreta.

Para llegar a Playa Secreta tuvieron que atravesar un bosque, bajar un acantilado y pasar al lado de una plantación de cebolletas gigantes, nadie conocia la entrada de esa playa y Monito y Niña gigante juraron no revelar jamas ese secreto.

Monito, su Niña Gigante y las tres Niñas Sirena bucean y juegan mientras en la sombra...
Era una playa extraña y preciosa, de arena negra y fina, rodeada de altos acantilados y aguas cristalinas.
Monito es un gran nadador y fue el primero en meterse en el agua, le siguieron corriendo y saltando las niñas sirena y como no, Niña gigante con sus gafas de buceo, no queria perderse ni un solo detalle.

Al meter los pies en el agua,  las piernas de las niñas se transformaron el largas y brillantes colas de escamas, de un verde claro e intenso con franjas rosadas y amarillas.

Niña gigante y Monito se pusieron a aplaudir, porque nunca habian visto esos saltos y volteretas en el agua, las niñas sirena, se cruzaban en el agua a toda velocidad, sacaban sus colas y se impulsaban fuera del agua, daban saltos y desaparecian bajo el mar durante mucho rato...

-ES LO MAS BONITO QUE HE VISTO NUNCA......... - exclamó Monito con la boca abierta.

Las niñas se fueron nadando muy lejos, Monito y Niña gigante se quedaron jugando en la orilla.

En el acantilado a lo lejos les pareció ver una cueva,  Monito el aventurero le propuso a Niña gigante ir de expedición y antes de haberlo pensado un poco, ya estaban caminando hacia la cueva.

- Es muy pesado andar por la arena, se quejaba Monito

- Y está mucho más lejos de lo que habia pensado- secundó Niña gigante.

- Se acaba de ocultar el sol y empieza a estar sombrío, ¿no crees Monito?

- Ya estamos llegando, tranquila Niña gigante, exploraremos la cueva y será muy divertido

Niña gigante frunció el ceño- no sé, no sé.........

Llegaron a la entrada de la cueva, era mucho mas alta, mucho mas negra y mucho mas fría de lo que se habian imaginado, ya no se veía el sol y el agua del mar se volvió  oscura de repente, un aire helado salía de la cueva y a nuestros amigos les empezó a parecer que no había sido buena idea entrar en la cueva, estaba todo oscuro. Niña gigante empezo a temblar de frío y de miedo.

- Vamonos por favor Monito, me da mucho susto estar aquí.

Monito quiso hacerse el valiente

- Tranquila Niña Gigante, YO TE PROTEJO

En cuanto dijo esas palabras se oyó un chasquido siniestro y al fondo dos ojos verdes y azules se iluminaron en la oscuridad.

Monito y Niña gigante se miraron espantados y dijeron a la vez:

- ES EL AUTENTICO CARAGATOOOOOOOOOOOOOO

Corrían como locos con los brazos en alto hacia la salida, cruzaron unos metros de arena y se tiraron de cabeza al mar, nadaban y nadaban sin mirar atras, cuando de repente notaron que algo les agarraba los pies. Paralizados de miedo Monito empezo a gritar con los ojos cerrados y agitando los bracitos, hasta que oyo la risa de Niña gigante y las niñas sirena, que lo tenian sujeto por una patita.
Las niñas sirena habían aparecido justo en el momento preciso, habian asustado al Caragato y despues de rescatar a Niña gigante le habian gastado una broma a Monito.

-Tranquilo Monito, YO TE PROTEJO jajajajajajajaja- reía Niña gigante.



martes, 2 de julio de 2013

la herida

Niña gigante y Monito llevaban un tiempo jugando al pilla pilla, corriendo entre las piedras y los árboles, por encima de la hierba, con sus amigas las Hadas, que como tienen alas, no había manera de cogerlas.

- ¡¡¡Te la quedas Monitooooo!!! - gritó Niña gigante tan feliz, había atrapado al fin a su amiguito después de perseguirlo sin parar durante un montón de rato, unos diez o quince minutos, un montón.
Monito estaba rojo de cansado, había intentado todo para no dejar que Niña gigante le cogiera, hasta se había subido a las ramas de los árboles más altos, pero Niña gigante era gigante, muy alta, muy alta, y al final, en un momento que Monito pensó que la había despistado, allí apareció entre las ramas, para atraparlo.

-Te la quedas Monitooooo, te la quedas, te la quedas... - empezaron a cantar las hadas entre brillos y colorines que caían de sus alas - te la quedaaaaaaaassss, a que no nos cogeeeees.

- Jaaajajajajaja - se reía Niña gigante - no, no, no, no podrás con nosotras, no nos cogerás, correremos y volaremos rápido y no nos encontrarás.

Monito empezó a reirse, pero estaba un poco cansado, porque había corrido y saltado mucho antes, así que sin esperar mucho, contó hasta diez y empezó a correr detrás de sus amigas, rápido como el viento, rápido como un coche de carreras, pasando al lado de los árboles zoom, zoom, zoom, saltando entre las ramas, deprisa, muy deprisa, tanto tanto, que tenía cerquita cerquita al Hada del Verano, que se había entretenido mirando una flor Amarilla como su vestido.

Era su oportunidad, así que saltó fuerte fuerte hacia adelante pero con tan mala malísima suerte, que tropezó y fue a parar al suelo entre las piedras y las flores y las ramas, entre un montón de ruidos, y ahí se quedó, moqueando y con dos lágrimas que salían de sus grandes ojos.

Niña gigante cura a Monito con la ayuda de las Hadas de las Estaciones

-Ayyyyy, Niña gigante, Niña giganteeeeee -llamaba desconsolado Monito- veeeen Niña gigante, creo que me he roto algo porque me duele mucho mucho aquí -dijo Monito señalándose la pierna, donde se le podía ver un arañazo del que salían unas gotitas pequeñas de sangre- Ayyyyy Niña gigante, duele mucho, ayúdame por favor.

Niña gigante que en cuanto oyó el ruido de la caída de su amiguito dio media vuelta hacia él, estaba ya de cuclillas a su lado, mirando la cara de Monito con una sonrisa grandísima, porque había visto que Monito no se había roto nada, que sólo tenía un arañazo bien pequeño.

-Ven aquí Monito -trató de consolarle Niña gigante- ven aquí -y lo cogió entre sus brazos, casi acunándolo- te diré lo que voy a hacer, mira no te has roto la pierna, porque puedes moverla bien bien, seguro seguro, que hasta puedes saltar, pero sí que te has hecho sangre, así que lo que voy a hacer es curar bien esa herida, y nos ayudaran nuestras amigas las hadas ¿verdad?

-Verdad, verdad, verdad - contestaron al unísono las cuatro hadas.

-El hada de la Primavera y la del Verano irán a por flores rosas y amarillas, y el hada del Otoño y la del Invierno, traerán flores rojas y azules, luego, como me enseñaron mis padres cuando me hice una herida igual que tú, la curaremos con las flores ¿vale?

-Sí por favor Niña gigante, por favor -contestó Monito haciendo pucheros.

Al poco rato, las hadas estaban de vuelta y mientras ellas buscaban flores, Niña gigante cantando una canción, había limpiado con agua fresca y un paño, la herida de Monito, luego le había puesto un poco de mercromina y le había soplado un poco.

De esta manera, la niña gigante dando las gracias a las hadas por haber traído unas flores tan bonitas, empezó a quitar los pétalos y a rozar con ellos la herida de Monito, haciéndole cosquillas en la pierna, primero con pétalos rosas, luego con pétalos amarillos, luego con los rojos y finalmente con los azules.

Una vez que terminó, le preguntó a Monito: -¿Estás mejor?

Y Monito con los ojos muy abiertos contestó: -Muuuuuuucho mejor, muchísimo mejor, no sabía que las flores de colores podían curar tan bien tan bien, ya no me duele nada de nada rió y gritó de alegría mientras no paraba de dar botes alrededor de sus amiguitas.

Niña gigante no podía dejar de sonreír de felicidad al ver a Monito volver a saltar y reír y de darle abrazos y de decirle gracias gracias gracias entre salto y salto.

martes, 18 de junio de 2013

Despertar feliz

Monito y Niña gigante estaban merendando queso, cerezas y miel al lado de un gran árbol, estaban muy callados, más callados que de costumbre y era porque estaban muy concentrados pensando una solución a un problema que les había planteado su amiga la rana. 

Y es que rana tenía un humor terrible por las mañanas, se despertaba cansada y enfadada, no quería despertarse y cada mañana tenía que luchar un buen rato para poder ver el sol. Le pidió ayuda a sus amigos porque ella sabía que son muy buenos buscando soluciones. 

Los dos contagiaban sus sonrisas a todos los que se cruzaban en su camino... A todos, menos a uno, claro  .... al terrible Caragato que nunca nadie lo había visto sonreír ...... pero eso es otra historia.... 

La merienda seguía silenciosa hasta que un grito de Niña gigante sobresaltó a Monito que casi se tragó una cereza del susto !!!

- Monitoooooo !!! Ya se lo que tiene que hacer rana para despertarse feliz !!!! Gritó Niña gigante. Cuando yo era pequeñita.............porque yo tambien fui pequeñita............pero eso es otra historia ...

Niña Gigante le explica mientras meriendan, cómo hacer para despertarse feliz
Pues escucha, mi papá me dio la clave para despertarme siempre feliz.

Un día me desperte muy triste y cansada, mi papá, intentaba sin parar, arrancarme una sonrisa, pero no era nada fácil, tenía sueño, frío, cansancio y mis ojos se negaban a abrirse, por eso mi papá cogió una caja de pinturas, unos botes de purpurina y una gran cartulina, en ella empezamos a dibujar, todo, todo lo que más me gustaba; así dibujé, una caja de pasteles de colores, un perrito de melenas con un ojo negro, un columpio colgado de las nubes, unas olas en una playa, un arcoiris gigante, mi bicicleta con cesta y un montón de estrellas.

Cuando  estuvo acabado el dibujo lo pegamos justo al lado de la cama, para que cuando me despertase fuese lo primero que vieran mis ojos y por supuesto...........  funcionó.

La mañana siguiente me desperté más temprano que de costumbre, quería ver mi poster colgado, empezé a mirar cada dibujo y a imaginarme jugando en la playa, riendo en el columpio, bajando una cuesta muy grande en mi bicicleta y sin darme cuenta estaba sonriendo y féliz, con ganas de levantarme y correr a tomarme un gran desayuno, con ganas de ir al colegio y de comerme el recreo, con ganas de ver a mi perrito y de disfrutar el día !!!

Así es como mi papá me enseñó a despertarme féliz, pensando siempre en las cosas que más me gustan, eso es lo que le diremos a rana y así será féliz cada mañana.

-Niña gigante, por favor, dijo Monito, ¿me ayudaras a hacer mi dibujo de despertar?

-Claro que si Monito!! corre a buscar las ceras...